



Desde siempre sentí una necesidad profunda de crear. No sabía bien cómo, pero tenía claro que quería vivir con propósito, rodearme de cosas que inspiraran y compartir esa energía con los demás. La vida me llevó por caminos que no esperaba. La pérdida de mi hermano cambió mi manera de ver todo. Su historia, su fuerza, su luz… fueron el punto de partida de mi libro y de una nueva forma de vivir. A través de ese proceso entendí que el dolor también puede convertirse en arte.
El diseño se volvió mi forma de sanar y de expresarme.
Hoy ayudo a marcas a encontrar su esencia, a personas a organizar su mente y sus sueños, y a mujeres a reconectar con su poder creador. Me gusta pensar que cada diseño, cada frase y cada producto que creo tiene un pedacito de alma.
Hoy mi trabajo y mi vida se mezclan: entre ilustraciones, café, meditaciones, escritura y proyectos que me hacen vibrar.
No busco la perfección, busco lo real. Busco lo que conecta, lo que deja huella. Quiero recordarte que no tienes que tenerlo todo resuelto para empezar. Que puedes construir desde donde estás, con lo que tienes, y que eso ya es suficiente.
Porque crear la vida que deseas no es un destino, es una práctica.


















